Aprende a Elegir Alimentos Reales con unos Sencillos TIPS

Aunque somos diariamente bombardeadas/osos sobre la importancia de una alimentación saludable, lo cierto, es que hay un escaso conocimiento sobre lo que realmente engloba el término “saludable”.

La implicación de la alimentación en nuestra salud no se extiende solo al concepto de adelgazar o engordar, si no que una mala alimentación puede aumentar enormemente el riesgo de sufrir graves problemas de la salud. De esta forma, una mala alimentación por exceso genera una inflamación crónica que, a largo plazo, aumenta el riesgo de aparición de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes mellitus. Por el contrario, una mala alimentación por defecto, conducirá a déficits carenciales que producirán enfermedades por déficit de energía y/o nutrientes, como por ejemplo la anemia ferropénica (déficit de hierro).

La relación entre enfermedad y alimentación se debe a que, como nos dice el dicho popular, “somos lo que comemos”. Es decir, los nutrientes que ingerimos a través de los alimentos son los que nutrirán y formarán parte de nuestras células, así, por ejemplo, el tipo de grasas que comamos formarán parte de las membranas de nuestras células y, por ello, según el tipo de grasas que ingiramos nuestras células serán “de una mejor o peor calidad”, siendo más susceptibles a la oxidación y, por tanto, al envejecimiento.

Alimentación Saludable

El concepto de alimentación saludable lleva siendo utilizado por la industria un largo periodo de tiempo, confundiendo a la población en beneficio propio ya que, por la calidad de sus ingredientes, la producción de malos y ultra procesados es mucho más barata. Sin embargo, la base de una buena alimentación no es tan compleja, una alimentación saludable se basa en elegir lo que ahora se denominan “alimentos reales”. Los alimentos reales no son más que alimentos que o no han sido procesados (alimentos no procesados: como frutas, verduras, legumbres, pescados, huevos, carnes no procesadas, aceites vírgenes…) o lo han sido mínimamente (buenos procesados), de forma que sus propiedades nutricionales se mantienen prácticamente intactas.

Generalmente, el principal problema a la hora de intentar llevar a la práctica la puesta en marcha de una alimentación equilibrada, surge en la correcta elección de buenos procesados, ya que la industria intenta camuflar los malos procesados y los ultra-procesados con infinidad de trucos para que a la población general le sea difícil identificarlos. Pues bien, aquí te voy a dar unos sencillos trucos para reconocerlos:

• En primer lugar, lo más importante es que a la hora de leer la etiqueta, NO te centres en el etiquetado de información nutricional, si no en la LISTA DE INGREDIENTES.
• Una vez hayas localizado la lista de ingredientes, si esta lista es demasiado larga y/o aparecen términos que no entiendas (ej. acido palmítico, glutamato monosódico…), probablemente se trate de un producto mal procesado.
• Por otro lado, aunque la lista de ingredientes no sea muy larga, debes observar detenidamente si en ella aparecen alguno de los siguientes 3 ingredientes: grasas o aceites vegetales reinados, azúcares añadidos o sinónimos (ej. jarabe de glucosa, dextrosa, maltodextrinas, fructosa, miel, azúcar de caña…) o harinas refinadas. Ya que los malos procesados se caracterizan por ser altos en grasas, azúcares y energía.

Etiquetas

Un mismo alimento puede ser un buen o un mal procesado dependiendo de los ingredientes que hayan empleado para su elaboración. ¡Recuerda siempre mirar las etiquetas!

Si quieres iniciarte en una alimentación saludable, aprendiendo cómo elegir alimentos con pautas sencillas, no dudes en ponerte en contacto con nosotras/os.

Te esperamos, conoce nuestro servicio de nutrición y aprende a elegir los alimentos que consumes para lograr una mejor alimentación.

Texto: Raquel Barreiro Martínez. Especialista en Nutrición en RC Estética.